La Policía Nacional exigió a los campesinos dejar sus palos para poder marchar a través de arterias del centro de la capital.
El fuerte dispositivo de seguridad se ejecutó debido a supuestas denuncias en contra de los labriegos, quienes presuntamente actúan con actitud amenazante con sus “garrotes”.
Al no poder avanzar y al no querer dejar sus símbolos de lucha, los trabajadores del campo tuvieron que retroceder, instalándose nuevamente en la Plaza de Armas.
Los trabajadores del campo exigen el subsidio de sus deudas a través de una ley, el proyecto de normativa se encuentra en el Senado.