Una reciente encuesta realizada por la Consultora ICA y la Red Mundial Independiente de Investigación de Mercados (WIN) revela que más de la mitad de los paraguayos identifican su trabajo como la principal fuente de estrés en su vida cotidiana.
El 51% de los paraguayos señala que su empleo constituye la principal causa de estrés en su vida diaria, según revela el estudio desarrollado por la Consultora ICA en colaboración con la Red Mundial Independiente de Investigación de Mercados (WIN) durante el 2024. La economista Larissa Chase, representante de la consultora, presentó estos hallazgos que ubican al ámbito laboral como el factor predominante de tensión psicológica en la población, seguido por la falta de dinero con un 10% y el desempleo con un 5%. Estos datos fueron expuestos durante una presentación realizada en la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC), donde se analizó la percepción económica de los hogares paraguayos.
El estudio detectó una preocupante realidad respecto a las causas del pesimismo económico, identificando graves deficiencias en el mercado laboral paraguayo. “Vemos que lo más frecuente es, primero, la falta de empleo en general, pocas oportunidades especialmente para los jóvenes, esta es una queja más frecuente e importante en el grupo de 18 a 24 años que busca su primer empleo”, explicó Chase. Adicionalmente, la investigación reveló un descontento generalizado con las condiciones laborales, incluyendo bajas remuneraciones, insuficiente protección social, escasa cobertura médica y problemas relacionados con la jubilación y los horarios laborales, factores que en conjunto generan un ambiente de incertidumbre y malestar en los trabajadores.

Un aspecto particularmente llamativo del estudio es la singularidad de Paraguay en el contexto internacional, ya que el factor laboral aparece como el principal detonante de estrés, a diferencia de otros países donde se realizó la misma encuesta. “En Paraguay salió el trabajo como el primer estresor o la primera causa de estrés en la vida, en el día a día de la gente, y bueno hay una cuestión también llamada atención a las empresas, y a ver en qué medida se puede mejorar el bienestar laboral y también los beneficios desde los empleadores”, señaló la economista, destacando la responsabilidad que tienen las organizaciones en mejorar las condiciones de sus colaboradores para reducir este impacto negativo en su salud mental.
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El informe identifica como cuarto elemento de preocupación la economía general y la desigualdad, manifestada principalmente en el incremento sostenido del costo de vida, especialmente en zonas urbanas. “Lo que estamos viendo también es una suba en el costo de vida, una suba en la canasta básica, una suba también en los servicios, en la alimentación, entonces todo esto es lo que genera estrés”, explicó Chase. Esta brecha creciente entre ingresos y gastos produce una sensación de asfixia financiera en numerosos hogares paraguayos, quienes ven cómo su poder adquisitivo se reduce progresivamente mientras aumentan sus responsabilidades económicas.

La situación se vuelve más crítica al analizar los datos salariales revelados por la consultora, que muestran una concentración significativa de la población en rangos de ingresos bajos y medios-bajos. Según la última encuesta, el 33% de los paraguayos percibe entre G. 1.000.000 y G. 2.200.000 mensuales, mientras que un preocupante 7% subsiste con G. 600.000 o menos, cifra considerablemente inferior al salario mínimo establecido. En contraste, solo el 34% de la población alcanza ingresos de hasta G. 6.500.000, y apenas un 17% supera este monto, evidenciando una marcada estratificación económica que limita las posibilidades de movilidad social y perpetúa las condiciones de estrés económico.
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Estos hallazgos plantean importantes desafíos tanto para el sector empresarial como para los responsables de políticas públicas, quienes deberán abordar no solo las condiciones laborales y salariales, sino también implementar estrategias que permitan contener el aumento del costo de vida. El estudio subraya la necesidad de desarrollar acciones coordinadas que mejoren el bienestar integral de los trabajadores, considerando que el estrés laboral y económico no solo afecta la salud individual, sino que también impacta negativamente en la productividad y el desarrollo sostenible del país. Las empresas, en particular, enfrentan el reto de conciliar sus objetivos de rentabilidad con la implementación de prácticas laborales más justas y beneficios que contribuyan a aliviar la presión financiera que experimentan sus colaboradores.
Fuente: Última Hora







