Las tensiones entre China y Estados Unidos escalaron en las últimas horas tras la declaración del Ministerio de Exteriores chino, que afirmó que el país asiático está dispuesto a “luchar hasta el final” en caso de una guerra comercial o de cualquier otro tipo. La advertencia se dio en respuesta a la decisión de Washington de imponer nuevos aranceles a productos chinos, en un intento por presionar a Beijing en la lucha contra el tráfico de fentanilo.
En este contexto, China anunció un aumento del 7,2% en su presupuesto de defensa, reafirmando su intención de seguir fortaleciendo sus capacidades militares. El incremento fue aprobado en la Asamblea Nacional Popular y eleva el gasto militar a 245 mil millones de dólares, consolidando a China como la segunda mayor potencia militar del mundo, solo por detrás de Estados Unidos.
The fentanyl issue is a flimsy excuse to raise U.S. tariffs on Chinese imports. Our countermeasures to defend our rights and interests are fully legitimate and necessary.
The U.S., not anyone else, is responsible for the #FentanylCrisis inside the U.S. In the spirit of humanity… pic.twitter.com/OjvSEcZS6o
— Spokesperson发言人办公室 (@MFA_China) March 4, 2025
El Gobierno chino justifica esta inversión en la modernización de su ejército, destacando que el aumento de su capacidad bélica responde a la necesidad de proteger sus intereses estratégicos. En los últimos años, Beijing ha desarrollado nuevas tecnologías militares, aviones de combate furtivos, misiles hipersónicos y portaaviones, lo que ha generado preocupación en Washington y sus aliados.
Uno de los principales focos de tensión se encuentra en el Mar de China Meridional, donde el Ejército Popular de Liberación ha construido bases en islas artificiales, aumentando la disputa territorial con países vecinos. Además, el presupuesto refuerza la estrategia de Beijing sobre Taiwán, una isla que China considera parte de su territorio y cuya independencia ha sido respaldada por Estados Unidos.
China y Taiwán: el conflicto que sigue latente
El Ejército chino ha intensificado sus operaciones militares cerca de Taiwán, enviando aviones y buques de guerra en misiones que buscan desgastar la capacidad defensiva de la isla. Por su parte, el Gobierno taiwanés anunció un incremento en su propio gasto militar, con el objetivo de reforzar su defensa ante una posible incursión de Beijing.
En su discurso ante el Congreso, el primer ministro chino, Li Qiang, reafirmó la postura del Partido Comunista sobre Taiwán, asegurando que el país “se opone resueltamente” a cualquier intento de independencia y que trabajará para “avanzar en la reunificación nacional”.
A pesar del aumento en el presupuesto militar, el crecimiento económico de China ha mostrado signos de desaceleración. La administración de Xi Jinping ha priorizado la estabilidad y modernización del país, pero enfrenta presiones internas por la caída de la inversión extranjera y la crisis en el sector inmobiliario.
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El Partido Comunista Chino ha impulsado reformas dentro del ejército, destituyendo a altos mandos militares en un intento por reforzar la lealtad al régimen y reducir la corrupción en las fuerzas armadas. Sin embargo, el Departamento de Defensa de EE.UU. advierte que China sigue ampliando su capacidad para proyectar poder más allá de sus fronteras, aumentando la incertidumbre en la región.
Reacciones internacionales y el rol de EE.UU.
El Pentágono ha expresado su preocupación por el rápido crecimiento militar de China, argumentando que sus acciones buscan desafiar el dominio de EE.UU. en el Indo-Pacífico. La Casa Blanca ha reiterado su compromiso con la seguridad de Taiwán y el equilibrio en la región, mientras que el gobierno chino insiste en que su gasto militar es puramente defensivo.
Con el incremento de la inversión militar y la escalada de tensiones diplomáticas, el mundo observa con atención los próximos movimientos de estas dos potencias, cuyos intereses estratégicos parecen estar en rumbo de colisión.
Fuente: Infobae