Una protesta de jubilados contra las políticas económicas del gobierno de Javier Milei derivó en violentos enfrentamientos este miércoles en las inmediaciones del Congreso argentino. La manifestación, que contó con la participación inusual de hinchas de numerosos clubes de fútbol, dejó un saldo de al menos 46 heridos, incluidos 26 efectivos policiales, y 124 personas detenidas, según el reporte oficial. Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos, balas de goma y camiones hidrantes para dispersar a los manifestantes, quienes respondieron lanzando piedras y otros objetos, en lo que se ha convertido en uno de los episodios más tensos desde la asunción del actual gobierno.
Los jubilados, quienes representan uno de los sectores más afectados por las políticas de austeridad implementadas por la administración Milei, realizan manifestaciones cada miércoles frente al Congreso Nacional desde hace varios meses. Este grupo, del cual casi el 60% percibe solo el monto mínimo equivalente a aproximadamente USD340 mensuales, reclama por la pérdida de su poder adquisitivo y por el recorte en el acceso gratuito a medicamentos. Sin embargo, esta semana la protesta adquirió una nueva dimensión al sumarse simpatizantes de clubes como River Plate, Boca Juniors, Independiente, Racing, San Lorenzo y otros equipos argentinos, quienes acudieron en respuesta a una convocatoria viral en redes sociales.

Entre los heridos de mayor gravedad se encuentra el fotógrafo Pablo Grillo, quien recibió el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que le provocó una fractura de cráneo, según informó su padre. También se reportó un policía con una herida de bala en su brazo izquierdo, mientras que dos vehículos policiales y decenas de contenedores de basura fueron incendiados durante los disturbios. Simultáneamente, dentro del recinto legislativo, debió suspenderse una sesión en la Cámara Baja debido a altercados entre diputados libertarios y kirchneristas, que incluyeron golpes de puño, empujones e insultos, agravando aún más la crisis política que vive el país.
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La presencia de hinchas en las protestas de jubilados surgió a raíz de un incidente ocurrido semanas atrás, cuando un adulto mayor que vestía una camiseta del club Chacarita fue golpeado por la policía. Las imágenes de este hecho se viralizaron rápidamente, provocando que simpatizantes de ese equipo participaran en la siguiente marcha en solidaridad. La convocatoria ganó adeptos gracias a una campaña en redes sociales que utilizó como símbolo una frase del fallecido futbolista Diego Armando Maradona, quien en 1992 declaró: “Yo defiendo a los jubilados, ¿cómo no los voy a defender? Si nosotros tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, calificó la manifestación como “la marcha de las barras bravas” y afirmó que tuvo “una gravedad inusitada”. La funcionaria acusó a los manifestantes de estar “preparados para matar” y defendió la aplicación del llamado “protocolo antipiquetes”, que prohíbe los cortes de calles durante las protestas. Horas antes de los incidentes, el gobierno había aprobado una nueva resolución que impide el ingreso a los estadios de fútbol a quienes participen en hechos violentos durante manifestaciones en la vía pública, medida que evidentemente no logró disuadir a los hinchas que se sumaron a la protesta.
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La escalada de tensión social en Argentina refleja el impacto de las políticas de ajuste implementadas por el gobierno de Milei para combatir la inflación. Si bien Bullrich afirmó que los jubilados y quienes los apoyan tienen derecho a manifestarse, insistió en que no pueden cortar calles, lo que está prohibido por la normativa vigente. La ausencia de “piquetes” -o cortes de calle-, que durante años fueron una forma común de protesta en Argentina, es considerada uno de los logros de la actual administración, aunque organizaciones sociales y de derechos humanos han denunciado que la represión de las manifestaciones que ocupan vías públicas viola libertades fundamentales. Mientras tanto, la situación de los jubilados continúa deteriorándose, y el apoyo inusual de barras de fútbol a sus reclamos sugiere un posible punto de inflexión en la resistencia a las políticas económicas del gobierno.
Fuente: BBC