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Periodistas en Paraguay enfrentan amenazas y leyes pendientes

La falta de garantías para el ejercicio del periodismo en Paraguay expone a los trabajadores a riesgos crecientes y precarización laboral.

Protesta. Periodistas de ÚH se pronuncian contra un oficio intimidatorio de la Fiscalía. Daniel Duarte

La situación de la libertad de prensa en Paraguay continúa siendo motivo de preocupación. A pesar de registrarse 21 asesinatos de periodistas desde 1991, hasta hoy siguen pendientes leyes que garanticen su protección y mejores condiciones laborales. Organizaciones como el Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP) y la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) denuncian agresiones y precarización, especialmente en zonas de frontera.

Un proyecto de ley para proteger a periodistas y defensores de derechos humanos fue presentado ante el Senado, pero permanece estancado en la Comisión de Derechos Humanos, presidida por el senador Mario Varela. Esta propuesta busca establecer protocolos y recursos para salvaguardar la labor periodística en situaciones de riesgo, sin avances significativos hasta la fecha.

En paralelo, la Codehupy y el SPP impulsaron dos nuevos anteproyectos: uno para crear el «Premio Santiago Leguizamón» al periodismo de investigación, y otro para formar un grupo de trabajo que investigue los asesinatos de periodistas desde 1989. Estas iniciativas responden a la condena internacional dictada por la Corte IDH contra el Estado paraguayo por el homicidio de Santiago Leguizamón en 1991.

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El hostigamiento hacia los medios críticos también se ha incrementado en la actual administración. Declaraciones del presidente Santiago Peña y de otros funcionarios, así como episodios de violencia verbal y física, han consolidado un ambiente hostil para el ejercicio libre del periodismo. Casos recientes como el oficio fiscal intimidatorio a medios y las denuncias de interferencia en investigaciones refuerzan esta preocupación.

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El observatorio de la Mesa para la Seguridad de Periodistas registra más de 600 casos de agresiones en los últimos años. Sumado a ello, la precarización laboral en medios de comunicación impacta directamente en la calidad informativa, limitando el derecho ciudadano a recibir información veraz y plural.

Desde la Codehupy se recuerda que callar a un periodista significa vulnerar derechos fundamentales. La ciudadanía, advierten, pierde cuando no se garantiza la libertad de expresión y la seguridad de quienes ejercen el periodismo.

Fuente:  Última Hora