Francia atraviesa una ola de calor sin precedentes que obligó a las autoridades a declarar alerta roja en París y la región de Île-de-France. Las temperaturas alcanzaron los 39 grados centígrados el martes, marcando el episodio más severo registrado en los últimos cinco años. El gobierno implementó medidas de emergencia para proteger a la población de los efectos del calor extremo que afecta amplias zonas del territorio francés.
El emblemático monumento parisino suspendió el acceso a sus niveles superiores como medida preventiva ante las altas temperaturas. Los visitantes solo pueden acceder hasta el segundo piso, mientras que quienes habían adquirido boletos para la cima reciben reembolsos completos. Esta decisión busca proteger tanto a turistas como a trabajadores del monumento, que enfrentan condiciones laborales extremas debido al intenso calor que caracteriza esta ola térmica.
Ola de #calor en Europa.
La península ibérica registra temperaturas récord, mientras París y otras quince regiones de Francia están en alerta roja. Italia y Turquía enfrentan ya los primeros incendios forestales del verano.#DWNoticias / ajr pic.twitter.com/3iJsJM52dX
— DW Español (@dw_espanol) July 1, 2025
El sistema educativo francés se vio gravemente afectado con el cierre temporal de más de 1350 instituciones escolares. Los edificios educativos carecen de sistemas de ventilación adecuados para enfrentar temperaturas tan elevadas, poniendo en riesgo la salud de estudiantes y personal docente. Una central nuclear también suspendió operaciones temporalmente para prevenir sobrecalentamiento de sus sistemas, evidenciando el impacto generalizado de la crisis climática en la infraestructura nacional.
El territorio francés enfrenta una situación crítica con 16 departamentos, incluyendo París y su región metropolitana, bajo alerta roja completa. Otros 68 departamentos permanecen en alerta naranja, el segundo nivel más alto del sistema de advertencias meteorológicas. Esta distribución geográfica de las alertas demuestra la magnitud nacional del fenómeno climático que afecta prácticamente todo el país con diferentes niveles de intensidad y riesgo para la población.
Los servicios ferroviarios entre Francia e Italia quedaron suspendidos durante varios días debido a tormentas violentas y deslizamientos de tierra causados por el calor extremo. La empresa estatal SNCF confirmó la interrupción de estos servicios internacionales, afectando significativamente el turismo y el comercio entre ambos países. Esta medida refleja cómo los fenómenos climáticos extremos trascienden fronteras y requieren coordinación internacional para la gestión de crisis.
Las autoridades implementaron severas restricciones de tránsito que prohíben la circulación de vehículos con certificación ambiental Crit’Air 3, afectando directamente a más de 330 mil personas. Estos vehículos, considerados más contaminantes por haber sido fabricados antes de 2011 o utilizar combustible diésel, no pueden circular en París y la región metropolitana. Los límites de velocidad se redujeron en 20 kilómetros por hora en carreteras principales para disminuir las emisiones contaminantes durante la crisis.
La construcción y mantenimiento de infraestructura se trasladó completamente al horario nocturno debido a las condiciones extremas diurnas. En la autopista A13, más de 150 trabajadores realizan labores de pavimentación exclusivamente durante la madrugada, cuando las temperaturas permiten el trabajo seguro. La legislación francesa prohíbe las actividades laborales al aire libre durante las horas de mayor calor, obligando a una reorganización completa de los cronogramas de trabajo en sectores como construcción y mantenimiento vial.
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Los establecimientos comerciales parisinos enfrentan desabastecimiento total de ventiladores, aires acondicionados y parasoles UV. La demanda excepcional de estos productos superó completamente la oferta disponible, creando un mercado de escasez durante la crisis. La instalación de sistemas de aire acondicionado en edificios residenciales requiere autorizaciones complejas de copropietarios y, en casos de edificios protegidos, aprobación del Arquitecto de Edificios de Francia, complicando las soluciones inmediatas para la población.
El Mont Blanc registró temperaturas superiores al punto de congelación en junio por primera vez en la historia, amenazando el derretimiento acelerado de nieve y hielo. El mar Mediterráneo alcanzó una temperatura máxima de 26.01 grados centígrados, estableciendo un nuevo récord para el mes de junio. Estos indicadores climáticos extremos demuestran el alcance geográfico y la intensidad sin precedentes de esta ola de calor que afecta ecosistemas diversos desde montañas hasta costas mediterráneas.
París implementó el nivel 4 del Plan Canícula, la máxima categoría de su sistema de emergencia por calor extremo. Las autoridades mantuvieron abiertas 10 piscinas públicas y todos los parques permanecen accesibles durante toda la noche para ofrecer refugio a la población. El primer ministro François Bayrou supervisó personalmente el centro de gestión de crisis, recordando la tragedia del verano 2003 cuando 15 mil personas perdieron la vida debido a temperaturas extremas similares en Francia.
Fuente: Clarín