El café es parte del día a día de millones de personas en el mundo, pero su consumo en exceso puede tener consecuencias graves para la salud. Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), la cantidad máxima segura para un adulto es de 400 miligramos diarios de cafeína, lo que equivale a unas cuatro o cinco tazas de café. En mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, el límite recomendado se reduce a 200 mg diarios.
En el caso de niños y adolescentes, especialistas aconsejan evitar por completo el consumo de cafeína antes de los 12 años, debido a su mayor sensibilidad y vulnerabilidad a los efectos secundarios. La cafeína no solo está presente en el café, sino también en el té, bebidas energéticas, refrescos, chocolate, medicamentos y suplementos, lo que facilita superar inadvertidamente los límites recomendados.
Investigaciones científicas refuerzan la necesidad de regular su ingesta. Un estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition identificó que consumir más de 400 mg diarios aumenta el riesgo de insomnio, ansiedad y problemas cardiovasculares. Otro trabajo citado por VeryWell Health reveló que el exceso de cafeína puede reducir la fertilidad masculina, al afectar la calidad del esperma.
Principales efectos del consumo excesivo del café
Entre los principales efectos adversos del consumo excesivo destacan: dolores de cabeza, ansiedad, irritabilidad, insomnio, taquicardia, aumento de la micción, sed excesiva, dolor en el pecho, debilitamiento óseo, infertilidad y hasta reacciones alérgicas graves. Además, la cafeína puede alterar la eficacia de tratamientos médicos como antidepresivos, antihipertensivos, antibióticos y anticoagulantes.
Para reducir su consumo, los especialistas recomiendan hacerlo de forma gradual y optar por alternativas de bajo contenido de cafeína como el café descafeinado, el té verde o infusiones de hierbas. También aconsejan mantener una buena hidratación y reforzar la dieta con alimentos ricos en vitamina C, magnesio y fibra, presentes en vegetales de hoja verde, cereales integrales, pescado y frutos secos.
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El organismo tarda entre cuatro y seis horas en eliminar la mitad de la cafeína ingerida, por lo que sus efectos pueden prolongarse mucho tiempo después de la última taza. Moderar su consumo no solo ayuda a mejorar la calidad del sueño, sino que también protege el sistema nervioso, cardiovascular y digestivo.
En conclusión, disfrutar del café puede ser saludable si se respetan los límites recomendados. El desafío está en equilibrar la rutina diaria con hábitos conscientes que permitan aprovechar sus beneficios sin exponer al organismo a riesgos innecesarios.
