La obesidad ha dejado de ser considerada una mera cuestión estética para convertirse en una preocupación sanitaria de gran escala. Según especialistas, se trata de una enfermedad crónica, compleja y con múltiples factores de riesgo que necesita un abordaje médico integral y sostenido en el tiempo.
En Paraguay, el Ministerio de Salud Pública informó que el 69 % de la población padece sobrepeso u obesidad. Esto afecta a siete de cada diez adultos y a uno de cada tres niños y adolescentes. La alimentación no saludable y la falta de actividad física figuran como causas principales de esta condición.
De acuerdo con datos recientes de la Organización Mundial de la Salud, más de 1.000 millones de personas viven con obesidad en el mundo. Se estima que esta cifra continuará en aumento si no se implementan políticas efectivas de prevención y tratamiento. La situación plantea desafíos urgentes a nivel nacional y global.
La obesidad está asociada con más de 200 enfermedades, incluyendo afecciones cardiovasculares, diabetes tipo 2, trastornos respiratorios como la apnea del sueño y distintos tipos de cáncer. A pesar de ello, muchas personas no acceden a un diagnóstico adecuado debido al estigma social y a la falta de información.
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Médicos especialistas subrayan que la obesidad no puede ser atribuida simplemente a malos hábitos o falta de voluntad. “La obesidad no es culpa ni falta de voluntad. Es una enfermedad crónica que debe ser diagnosticada, tratada y acompañada por equipos de salud.
Como tal, requiere herramientas específicas para su manejo y seguimiento a largo plazo”, señaló la Dra. Tania Hoberuk, especialista en endocrinología. El tratamiento puede incluir cambios en la dieta, ejercicio, apoyo psicológico y, en algunos casos, el uso de medicamentos avalados científicamente.
Para enfrentar esta epidemia, los profesionales recomiendan reforzar la educación en salud, facilitar el acceso a servicios médicos y promover políticas públicas inclusivas que permitan a la población modificar hábitos sin culpabilizar al paciente. Hablar de obesidad como enfermedad, y no como elección, es el primer paso para avanzar hacia una sociedad más saludable y justa.
Por RDN
