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Bernarda, la maestra que lleva educación al corazón del Chaco

En el Chaco paraguayo, una maestra viaja largas distancias para enseñar a leer y escribir a adultos indígenas. Su vocación cambia vidas y abre caminos de esperanza.

Tarea. El Prebir llega a seis comunidades indígenas del Bajo Chaco.

En el inmenso y árido Chaco paraguayo, donde los caminos parecen interminables y la ruta Transchaco corta el silencio del paisaje, una mujer recorre más de 130 kilómetros cada semana para llevar educación y esperanza. Su nombre es Bernarda Riveros, una docente del Programa Rural de Educación Bilingüe Intercultural por Radio (Prebir) de Fe y Alegría.

Cada martes, Bernarda parte desde Remansito rumbo a la comunidad Kemha Yat Sepo, ubicada a la altura del kilómetro 160. Su trayecto incluye tres horas de transporte público y once kilómetros de camino de tierra. En su mochila lleva cuadernos, tizas y una determinación inquebrantable: enseñar a leer y escribir a quienes nunca tuvieron la oportunidad.

Entre sus alumnos se encuentra Ña Ñeca, una mujer de 67 años que aprendió a escribir su nombre por primera vez. Como ella, 33 personas, en su mayoría mujeres y madres, forman parte del programa educativo impulsado por Fe y Alegría y la Pastoral Social Diocesana de Benjamín Aceval. Las clases se realizan bajo los árboles o en pequeñas aulas improvisadas, donde la paciencia y la emoción son parte del aprendizaje.

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El Prebir se compone de siete módulos equivalentes a la educación básica hasta el noveno grado. Combina la enseñanza del castellano, el guaraní y las matemáticas con herramientas prácticas para proyectos productivos. De esa forma, los estudiantes no solo aprenden a leer, sino también a mejorar sus condiciones de vida.

Cada miércoles, Bernarda continúa su recorrido hacia la comunidad Toba Qom, en el Bajo Chaco, donde acompaña el cierre de módulos educativos. En 2024, sus estudiantes protagonizaron un momento inolvidable al leer sus propios textos frente a la comunidad, demostrando que el aprendizaje no tiene edad ni fronteras.

Al regresar a Remansito los jueves, la docente continúa su labor con adultos que buscan concluir la escolar básica. Además, asesora a un grupo de mujeres que elaboran jabones y velas artesanales, promoviendo la autonomía económica a través del conocimiento.

Noelia Rodríguez, coordinadora del proyecto, explica que el programa está diseñado para personas del ámbito rural que enfrentan dificultades para acceder a la educación formal. Con el apoyo de Manos Unidas, Fe y Alegría lleva adelante el trabajo en seis comunidades indígenas del Bajo Chaco, alcanzando a 144 participantes. Cada comunidad cuenta con un docente acompañante, y algunos, como Bernarda, viajan grandes distancias para que la educación llegue a todos los rincones.

El compromiso de Bernarda Riveros representa la esencia del magisterio en su forma más pura: transformar vidas a través del conocimiento. En cada viaje, entre el polvo y el sol chaqueño, su presencia se convierte en símbolo de perseverancia y esperanza para quienes hoy aprenden a escribir su futuro.

Fuente: Última Hora