Bajo el tema del día: “Las vidas que no producen frutos”, el Obispo dijo que los antitestimonios, los malos ejemplos, la vaciedad de las personas, desaniman a los jóvenes para esforzarse y salir adelante.
Señaló la realidad juvenil, dijo que hay jóvenes que no producen los frutos que se esperan de ellos, resaltó que hay jóvenes fuertes y sanos físicamente, que no trabajan ni estudian, destacó que muchos de ellos no tienen oportunidades.
Destacó que muchos de los jóvenes no muestran sus auténticos valores, es porque la sociedad actual los hizo así. “La ineptitud, la pasividad y la corrupción que lamentamos en la vida de los jóvenes son consecuencia de lo que han aprendido de los mayores”, amplió sobre el punto.
Lamentó que los jóvenes no pueden aprender buenas lecciones de la actuación de ilustres autoridades, quienes están involucrados en descarados actos de corrupción.
“Qué estarán pensando los jóvenes cuando cotidianamente ven los casos de robos a los bienes públicos, tráfico de influencias, prebendas, sobornos, coimas, lavado de dinero, pisoteo diario a los derechos humanos, y el manoseo a la dignidad de los más vulnerables”, expresó.
En otro momento dijo que el atraso de los jóvenes es debido a la deficiente preparación moral y académica, que se les ofrece.
Posteriormente, recordó a las víctimas del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Indicó que por largo tiempo se procura eliminar al EPP, con altos presupuestos, pero con pocos resultados. Mencionó además, a Edelio Morínigo y a Félix Urbieta.
Resaltó que los narcotraficantes producen frutos de muerte, ya que perjudican la vida de los jóvenes.
Lamentó los múltiples feminicidios que se han registrado en los últimos meses, y habló de la ideología de género, considerando que la misma lo que busca es la perversión moral de los niños y niñas.
Finalizó, diciendo que existe una complicidad homicida por parte de las instituciones que deben de intervenir en los casos anteriormente citados.
