El joven viajó alrededor de 400 kilómetros con la boca ensangrentada, los dientes rotos y un agujero en la mandíbula, desde una pequeña ciudad en Nevada hasta un hospital pediátrico en Utah junto con su madre.
En el nosocomio los médicos le sometieron rápidamente a una cirugía, en la que trabajaron para reconstruir y reparar huesos rotos.
El joven detalló a los galenos que estaba vapeando cuando, sin previo aviso, su cigarrillo electrónico explotó en su cara.
“Las personas deben saber antes de comprar estos dispositivos que existe la posibilidad de que estallen en su bolsillo, o en la cara”, señaló la doctora Katie Russell, directora médica de traumatología del Primary Children’s Hospital.
Se desconoce qué tipo de cigarrillo estuvo involucrado en el incidente.
Tras un estudio publicado en el 2018 se estimó que más de 2.000 explosiones de cigarrillos electrónicos y quemaduras enviaron a los usuarios a los departamentos de emergencias de los hospitales de EE.UU. de 2015 a 2017.
El adolescente de Nevada dijo que no tenía idea de que su vapeador pudiera explotar.
El joven al que Russell trató fue “un niño duro”, dijo, y se curó bien, sin embargo, otros han sido menos afortunados, publicó CNN.
