En la tarde de este viernes el Papa Francisco realizó la bendición “Urbi et orbi” desde la basílica de San Pedro, pidiendo a Dios por la salud de todo el mundo ante la pandemia de coronavirus.
En la lectura del Evangelio de San Marcos se narró el pasaje donde Jesús y sus discípulos fueron sorprendidos por una tormenta cuando se encontraban navegando en la barca. Los acompañantes le increparon por no estar temeroso ante el fenómeno climático a lo que el Hijo de Dios calmó las aguas y preguntó a sus compañeros por qué no tienen fe.
En la homilía, el Sumo Pontífice expresó que desde hace varias semanas la tempestad llegó al mundo, lo que hizo descubrir que los humanos son vulnerables ante las crisis. Comparó la pandemia con la barca y dijo que todos están dentro de la embarcación y que nada se podrá lograr si no existe unidad.
Señaló que la humanidad se dejó llevar por la rutina y dejó de lado varios valores que ahora desde el encierro, se percata de cuán precioso es su entorno.
Se pretendía seguir sano pese a que el planeta se encuentra enfermo, fue una de las frases del sucesor de Pedro.
Las armas para vencer el virus que golpea todo mundo son la oración y el servicio silencioso, aseveró.
Así también, recordó a todos los colaboradores que incluso ponen su vida en riesgo como los médicos, enfermeros, policías, transportistas, repositores de supermercados, entre otros.
Tras el mensaje Francisco fue a orar frente a la imagen de María, a la que se encomienda cada vez que sale de viaje y al crucifijo, al cual se le atribuye la sanación de la gran peste de 1522 que azotó a Roma.
Terminada la acción se dio continuación a la adoración del Santísimo Sacramento y posterior bendición final.
