Los abrazos son una forma común de expresar afecto, consuelo y amor. Pero más allá de ser un gesto significativo, la ciencia demostró que este sencillo hábito puede aportar numerosos beneficios para nuestra salud física y mental.
Según una investigación de la Universidad Goethe en Alemania, los abrazos tienen el poder de liberar hormonas como la oxitocina y la serotonina. Estas hormonas, conocidas como las hormonas de la felicidad y el amor, fomentan sentimientos de confianza, seguridad y conexión, mientras nos llenan de felicidad.
Además, los abrazos contribuyen a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Esta disminución del estrés está asociada con una menor ansiedad, depresión, inflamación y riesgo de enfermedades cardiovasculares.
De hecho, los abrazos pueden ayudar a reducir la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que los convierte en el aliado ideal para enfrentar situaciones difíciles.
Pero los beneficios de los abrazos no se detienen ahí. Aquellos que reciben abrazos con regularidad tienen menos probabilidades de enfermarse. Y si lo hacen, los síntomas suelen ser más leves gracias al alivio del estrés que proporciona este poderoso gesto.
Los abrazos también son una fuente de energía y fortalecen nuestro sistema inmunológico. Incluso pueden ayudar a controlar los antojos ansiosos, ya que la oxitocina estimula nuestro sistema nervioso, generando sensaciones de placer y relajación.
En resumen, un simple abrazo puede cambiar positivamente nuestro estado emocional y físico. Sabemos que esta muestra de afecto es mucho más que una forma no verbal de expresar nuestras emociones.
Es un hábito que, practicado con regularidad, puede convertirse en un verdadero aliado para nuestro bienestar general. Así que, ¿a qué esperas para dar un abrazo hoy?
Fuente: La Nación.
