El doctor Roberto Melgarejo, Superintendente de Salud, reveló este martes que el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social nunca comunicó oficialmente la habilitación de la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) Neonatal del Hospital Regional de Villarrica, Departamento de Guairá, instalación cuya falta de operatividad provocó la reciente muerte del bebé Osmán Mallorquín.
“Nosotros tomamos conocimiento por la prensa. No tenemos ninguna comunicación por escrito. Hay una resolución 101 del 26 de junio del año pasado, por la cual establecimos la estrategia de inscripción en el Registro Nacional de la Superintendencia de Salud para los establecimientos del subsector público del Sistema Nacional de Salud y se estableció una serie de parámetros y requisitos. Era una simple comunicación y algunos datos que debían enviarnos de manera a que estén catastrados”, explicó Melgarejo en declaraciones brindadas al medio televisivo C9N.
El superintendente enfatizó la importancia del catastro de instituciones sanitarias, señalando que la ley obliga a la Superintendencia a categorizar posteriormente los establecimientos de salud, sean públicos o privados. Esta categorización determina el grado de complejidad y capacidad de atención que debe tener cada centro para que la ciudadanía conozca si se trata de un establecimiento de baja, mediana o alta complejidad.
El caso del bebé Osmán Mallorquín ha expuesto crudamente las graves deficiencias del sistema sanitario paraguayo. El recién nacido requería atención inmediata en terapia intensiva tras su nacimiento en el Hospital Regional de Villarrica, donde paradójicamente existía una UTI Neonatal recientemente inaugurada, pero que no se encontraba operativa por falta de equipamiento completo y personal especializado.
Esta situación obligó al traslado urgente del neonato desde Villarrica hasta Asunción, un trayecto de aproximadamente 150 kilómetros que consumió tiempo crítico para su supervivencia. Lo más alarmante del caso es que la terapia infantil había sido inaugurada apenas el 20 de febrero por autoridades del Gobierno Nacional, en un acto que diversos sectores han calificado como un “show criminal” ante la evidente falta de condiciones reales para su funcionamiento.
El incidente ha provocado indignación en la ciudadanía y en la comunidad médica, particularmente entre los coordinadores de unidades de terapia intensiva neonatales, quienes vienen exigiendo al Ministerio de Salud Pública mejoras sustanciales en la infraestructura, equipamiento y dotación de personal especializado para estas unidades críticas.
A pesar de las reiteradas inauguraciones de nuevas infraestructuras médicas por parte del presidente Santiago Peña y su gabinete, la realidad evidencia que los hospitales públicos continúan enfrentando graves carencias estructurales. La falta de coordinación interinstitucional, la escasez de personal especializado y las deficiencias en equipamiento adecuado persisten como problemas crónicos que comprometen la capacidad del sistema para atender emergencias vitales.
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Este caso pone de manifiesto la urgente necesidad de una reforma integral del sistema sanitario paraguayo, que priorice no solo la construcción de infraestructuras, sino también su equipamiento completo, la contratación y capacitación de recursos humanos especializados, y el establecimiento de protocolos claros de habilitación y fiscalización entre las diversas instancias del sector salud.
La tragedia del bebé Osmán Mallorquín debe servir como punto de inflexión para que las autoridades sanitarias implementen mecanismos efectivos de coordinación entre el Ministerio de Salud y la Superintendencia de Salud, garantizando que las habilitaciones de nuevos servicios críticos respondan a criterios técnicos verificables y no a necesidades de exposición mediática que, como en este caso, pueden tener consecuencias fatales.
Fuente: Última Hora