La proliferación de vehículos abandonados en las calles asuncenas genera preocupación entre vecinos y autoridades. Con el depósito municipal desbordado y un proceso burocrático que entorpece soluciones rápidas, la capital enfrenta un problema creciente que afecta tanto al paisaje urbano como a la salud pública.
Una ciudad convertida en cementerio automotor
El paisaje urbano de Asunción se deteriora progresivamente ante la acumulación de vehículos abandonados en diversas arterias. Estos automóviles, distribuidos por toda la capital, presentan condiciones deplorables: carrocerías oxidadas, vidrios rotos y hasta basura acumulada en su interior. Durante el recorrido realizado por periodistas en diferentes zonas, se pudo constatar que algunos llevan más de un año abandonados, particularmente en el Barrio Obrero, donde se concentran sobre Juan León Mallorquín entre Londres y París, en la avenida Chiang Kai-shek y detrás del Club Presidente Hayes.
La situación no solo afecta la estética urbana, sino que representa un riesgo sanitario inminente. En temporadas de altas temperaturas, estos vehículos se convierten en potenciales criaderos de mosquitos transmisores de enfermedades como el dengue, problema endémico en el país que cada año cobra vidas paraguayas por la falta de políticas preventivas efectivas.
La burocracia: principal obstáculo para soluciones inmediatas
El proceso para retirar un vehículo abandonado de la vía pública refleja las deficiencias administrativas del sistema municipal. Según explicó el oficial Édgar Pereira de la Policía Municipal de Tránsito (PMT), no basta con identificar el problema; se requiere una denuncia formal de los vecinos, preferentemente con evidencia fotográfica, ante el sector de Atención a Ciudadanos de la Municipalidad.
Una vez presentada la denuncia, comienza un tedioso trámite burocrático: “Se formula un expediente que pasa por varias direcciones —un proceso que puede durar hasta 15 días— hasta llegar a la Dirección de la Policía Municipal”, detalló Pereira. Posteriormente, la solicitud se deriva a la base operacional correspondiente para verificación in situ. Solo entonces se notifica al propietario mediante una boleta en el parabrisas, otorgándole cinco días para retirar el vehículo antes de trasladarlo al corralón municipal, “siempre que haya espacio disponible”.
Este último requisito representa actualmente el mayor impedimento para ejecutar las remociones, ya que el depósito ubicado en la Base N° 1 de la PMT, sobre Florencio Villamayor, ha alcanzado su capacidad máxima.
Depósito colapsado: urgencia de medidas estructurales
La saturación del corralón municipal evidencia la falta de planificación a largo plazo. “En este corralón, espacio físico no estamos teniendo. Tenemos muchísimos vehículos chatarras que a la vez son focos de dengue, de insectos, de mosquitos”, lamentó el oficial Pereira. Paradójicamente, muchos de estos vehículos llegaron al depósito precisamente por denuncias de abandono, pero ahora permanecen estacionados allí, algunos por más de cuatro años.
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La situación legal complica aún más la gestión de estos automotores. Al pertenecer a particulares y no al Municipio, se requiere una orden judicial para proceder al remate. El concejal Javier Pintos ha planteado recientemente en sesión de la Junta Municipal un plan integral para la disposición de los rodados, proponiendo un emplazamiento de 30 días a los propietarios y, en caso de incumplimiento, proceder a la disposición definitiva del vehículo.
Mientras las autoridades debaten soluciones, los vehículos continúan acumulándose en las calles asuncenas, deteriorando la calidad de vida urbana y evidenciando las deficiencias en la gestión ambiental y sanitaria de la capital paraguaya.
Fuente: Última Hora