Meta, la corporación tecnológica dirigida por Mark Zuckerberg, comparece hoy ante un tribunal federal en Washington para enfrentar un proceso judicial sin precedentes que podría transformar radicalmente el panorama de las redes sociales a nivel mundial. Este litigio, iniciado por la Comisión Federal de Comercio (FTC) en 2020, podría obligar al conglomerado tecnológico a desprenderse de dos de sus adquisiciones más estratégicas: Instagram y WhatsApp, plataformas que se han convertido en pilares fundamentales del imperio digital construido por Zuckerberg.
La acusación principal presentada por la FTC sostiene que Meta, anteriormente conocida como Facebook, adquirió estas plataformas con el objetivo deliberado de «eliminar las amenazas a su monopolio» en el mercado de redes sociales. Según el organismo regulador, la compra de Instagram en 2012 por 1.000 millones de dólares y la posterior adquisición de WhatsApp en 2014 por 19.000 millones respondieron a una estrategia anticompetitiva destinada a consolidar una posición dominante en el mercado digital estadounidense y mundial, violando así las normativas antimonopolio vigentes en Estados Unidos.
La Comisión Federal de Comercio de EE.UU. acusa a Meta de monopolizar las redes sociales al comprar Instagram y WhatsApp para eliminar competencia. Alegan que estas adquisiciones, en 2012 y 2014, redujeron opciones para usuarios e innovación. El juicio, que empieza el 14 de abril pic.twitter.com/y3M6LTDwW8
— Ramøn ⭐⭐⭐⭐⭐ (@Ramonser) April 14, 2025
En las semanas previas al inicio del juicio, Zuckerberg, quien actualmente posee la tercera mayor fortuna del mundo, intensificó sus esfuerzos para evitar llegar a esta instancia judicial. El magnate tecnológico realizó múltiples visitas a la Casa Blanca buscando el respaldo del presidente Donald Trump para alcanzar un acuerdo extrajudicial con la FTC. Además, como parte de su estrategia, el CEO de Meta implementó cambios significativos en su organización, incluyendo contribuciones financieras al fondo para la investidura presidencial, la designación de aliados republicanos en posiciones clave dentro de la empresa y la flexibilización de las políticas de moderación de contenidos en sus plataformas.
Este caso representa una de las cinco mayores acciones legales emprendidas contra gigantes tecnológicos en Estados Unidos, y se extenderá durante aproximadamente ocho semanas. Durante este periodo, la FTC deberá demostrar que Meta abusó efectivamente de su posición dominante al adquirir estas plataformas, argumentando que «durante más de una década, Meta mantuvo en Estados Unidos un monopolio en los servicios de redes sociales» que permiten a las personas mantener contacto con familiares y amistades. El organismo regulador sostiene además que otras grandes plataformas como YouTube y TikTok no compiten en la misma categoría de mercado, estableciendo una distinción crucial para fundamentar su acusación de prácticas monopólicas.
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Por su parte, el equipo legal de Meta, con sede en Menlo Park, California, rechaza categóricamente estos argumentos. La defensa de la compañía sostiene que el mercado digital es altamente competitivo y que la distinción planteada por la FTC resulta artificial. Según los abogados de la empresa, «el hecho de que esos servicios difieren en ciertos aspectos de las aplicaciones de Meta solo demuestra que sus competidores cercanos innovan con herramientas y funciones para ganar minutos de atención de los usuarios», refutando así la tesis central del organismo regulador sobre la existencia de un monopolio en el sector específico de redes sociales personales.
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El desenlace de este proceso judicial podría establecer un precedente determinante para futuras regulaciones en el sector tecnológico. Si la FTC logra demostrar sus acusaciones, Meta podría verse obligada a realizar la mayor desinversión en la historia del sector digital, modificando drásticamente la estructura del mercado de redes sociales.
Esta situación no solo tendría implicaciones económicas significativas para la compañía de Zuckerberg, cuyas acciones ya han experimentado fluctuaciones ante la incertidumbre generada por el litigio, sino que también podría desencadenar una nueva era de mayor escrutinio regulatorio para las grandes corporaciones tecnológicas que dominan actualmente el panorama digital global.
Fuente: ABC Color