El emblemático barco Aquidabán, testigo de casi cinco décadas de historia fluvial paraguaya, se encuentra parcialmente sumergido en las aguas del río Paraguay, en la zona del astillero Desvars del barrio San Antonio de Concepción. Según reportes locales, más de la mitad de la estructura de esta legendaria embarcación permanece bajo el agua, sellando el final de uno de los últimos grandes mercados flotantes que surcaron el cauce paraguayo, pieza fundamental en la conexión de comunidades ribereñas aisladas del norte del país y el Chaco.
La imagen actual del Aquidabán contrasta dramáticamente con su pasado glorioso, tras permanecer amarrado durante más de un año y medio, sostenido apenas por motobombas y una menguante esperanza de recibir asistencia gubernamental para su conservación. Las solicitudes de ayuda elevadas por autoridades locales y representantes de la comunidad concepcionera no encontraron eco en las instancias nacionales, condenando al abandono a esta pieza invaluable del patrimonio histórico y cultural de la navegación paraguaya.
Hay historias que no pueden quedar en el olvido
▫️El Aquidabán fue mucho más que un barco: fue puente, fue vida, fue esperanza para miles de paraguayos que navegaban sus sueños a lo largo del río.
Esta historia #MereceSerContada#CadTv pic.twitter.com/cHMr5yJM48
— CONCEPCIÓN AL DÍA TV (@Cadtv24) April 28, 2025
El último viaje del histórico navío culminó el 31 de diciembre de 2023, cuando atracó por última vez en el embarcadero del barrio Fátima de Concepción. Aquel arribo final fue recibido con honores por la comunidad y autoridades locales, quienes organizaron un emotivo homenaje en reconocimiento a la importancia del barco para la región, sin imaginar que la falta de apoyo concreto terminaría por hundirlo físicamente menos de dos años después, tal como ocurrió simbólicamente con su función como nexo vital entre poblaciones distantes.
Durante casi medio siglo, el Aquidabán operó como un verdadero “supermercado flotante” a lo largo del río Paraguay, conectando comunidades ribereñas desde el Chaco hasta el Pantanal. Su travesía regular transportaba no solo una amplia variedad de mercancías y alimentos esenciales, sino también pasajeros, constituyéndose en muchos casos como el único vínculo entre poblaciones aisladas y el resto del país. Esta función social y económica trascendió lo meramente comercial para convertirse en un símbolo de la adaptación paraguaya a su geografía fluvial.
Unite a nuestro canal de WhatsApp
La pérdida del Aquidabán representa mucho más que el hundimiento de una embarcación; simboliza la desaparición de un modo de vida y un sistema de intercambio comercial que modeló durante décadas la vida de numerosas comunidades ribereñas. Para generaciones enteras, la llegada periódica del barco significaba no solo abastecimiento de productos básicos, sino también contacto con el mundo exterior, intercambio cultural y oportunidades económicas en áreas geográficamente aisladas donde las vías terrestres son escasas o inexistentes durante gran parte del año.
El hundimiento del Aquidabán evidencia la falta de políticas efectivas para la preservación del patrimonio histórico y cultural vinculado a la navegación fluvial paraguaya. La ausencia de respuesta oficial a los llamados de auxilio para conservar esta embarcación icónica contrasta con la retórica oficial sobre la importancia de la identidad nacional y la valoración de la historia. Mientras sus restos permanecen bajo las aguas concepcioneras, el Aquidabán se suma tristemente a la lista de patrimonios perdidos por la inacción estatal y el abandono institucional.
Fuente: El Nacional