Salud

Pantallas generan dependencia emocional en niños

Investigación científica con 300.000 niños revela que el uso excesivo de pantallas genera dependencia emocional y problemas socioemocionales en menores.

Imagen creada con Sora.

Un metaanálisis que examinó 117 estudios con 300.000 niños ha proporcionado evidencia científica sólida sobre los efectos del uso excesivo de pantallas en el desarrollo emocional infantil. La investigación, dirigida por Roberta Pires Vasconcellos de la Universidad de Nueva Gales del Sur y publicada en American Psychological Association, utilizó metodología longitudinal para seguir a los mismos niños durante varios años. Este enfoque permite establecer relaciones causales más precisas que los estudios transversales tradicionales.

Los hallazgos confirman que los niños que utilizan más pantallas a los 5 años desarrollan significativamente más problemas emocionales a los 7 años. Esta progresión temporal fortalece la hipótesis causal entre exposición a dispositivos electrónicos y deterioro socioemocional. Los datos revelan que los efectos negativos se intensifican con el tiempo, creando un patrón de deterioro progresivo en las habilidades de regulación emocional. La evidencia longitudinal proporciona mayor confiabilidad científica que las observaciones puntuales utilizadas en investigaciones previas.

La investigación se centra específicamente en menores de 10 años debido a que esta etapa constituye el período crítico para la construcción de las bases de la salud emocional. Los investigadores establecen una analogía con el aprendizaje de la lectura, donde las dificultades iniciales pueden comprometer todo el desarrollo académico posterior. Durante estos años formativos, los niños desarrollan herramientas fundamentales para la autorregulación emocional y las habilidades sociales. La alteración de estos procesos puede generar consecuencias duraderas en el desarrollo psicológico infantil.

El descubrimiento más significativo del estudio revela la existencia de un círculo vicioso de dependencia tecnológica. Los niños con dificultades emocionales recurren a las pantallas para satisfacer necesidades emocionales no cubiertas, mientras que el uso excesivo de dispositivos aumenta la probabilidad de desarrollar esas mismas necesidades insatisfechas. Este patrón se perpetúa cuando los menores reducen su participación en actividades escolares, familiares y sociales, creando un ciclo de aislamiento y mayor dependencia tecnológica que se autorrefuerza.

Los problemas socioemocionales identificados incluyen dificultades para manejar emociones y comportamiento, manifestándose como ansiedad, tristeza y baja autoestima. En el aspecto conductual, los síntomas incluyen agresividad, problemas de concentración y tendencia a transgredir normas constantemente. Estas manifestaciones surgen cuando los menores experimentan dificultades para gestionar sus sentimientos o establecer relaciones interpersonales saludables. La identificación temprana de estos síntomas resulta crucial para implementar intervenciones efectivas.

Los investigadores plantean que el uso excesivo de pantallas funciona frecuentemente como síntoma de problemas emocionales subyacentes más que como causa directa. Pires Vasconcellos explica que retirar simplemente el dispositivo no resuelve el problema fundamental, sino que es necesario identificar las causas del apego excesivo y desarrollar estrategias alternativas de afrontamiento emocional. Este enfoque terapéutico requiere abordar las necesidades emocionales no satisfechas que impulsan la búsqueda de refugio en los dispositivos electrónicos.

Aunque el estudio no examina específicamente redes sociales y teléfonos móviles debido a la edad de los participantes, los datos sugieren que estos dispositivos podrían intensificar los efectos negativos. Los investigadores observaron que los efectos fueron más pronunciados en estudios realizados entre 2012 y 2020, período que coincide con la adopción masiva de dispositivos móviles. La pandemia de COVID-19 intensificó este patrón, con niños con problemas emocionales recurriendo aún más a las pantallas como mecanismo de escape.

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Los videojuegos emergieron como el factor más problemático para menores de 10 años, superando significativamente a otros tipos de contenido digital. Los niños que dedican tiempo excesivo a videojuegos muestran mayor probabilidad de desarrollar problemas emocionales que aquellos expuestos a televisión, computadoras o tabletas con otros contenidos. Esta tendencia crea disparidades de género en los efectos, donde los varones entre 8 y 10 años resultan particularmente vulnerables, especialmente cuando ya presentan dificultades emocionales previas.

La investigación concluye que el contenido y la actividad realizada frente a las pantallas resulta más determinante que el tipo específico de dispositivo utilizado. Los hallazgos subrayan la necesidad de implementar enfoques integrales en el manejo del tiempo de pantalla infantil, que consideren tanto la regulación cuantitativa como el desarrollo de habilidades emocionales alternativas. Las implicaciones clínicas sugieren que las intervenciones deben abordar las necesidades emocionales subyacentes para romper efectivamente el círculo vicioso de dependencia tecnológica en la población infantil.

Fuente: Jordi Pérez Colomé para El País