La Administración Nacional de Electricidad (ANDE) enfrenta críticas severas debido a las prácticas de poda de árboles que, según denuncias, causan daños irreparables a los ejemplares y aumentan el riesgo de caídas sobre la vía pública, provocando accidentes. Esta situación se agudiza con cada evento de lluvia y vientos intensos, poniendo en peligro la seguridad de los ciudadanos y la infraestructura. Varias especies son mutiladas de forma desproporcional, algunos árboles son desmembrados desde la mitad, lo que, según los críticos, se debe a la falta de profesionalismo de los operadores de la ANDE, ocasionando severos daños al ecosistema y la pérdida de espacios verdes en los barrios.
Fernando Cubilla, biólogo y docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), ha expresado la necesidad de un mayor control por parte de la ANDE sobre quienes realizan estos procedimientos. El profesional resaltó que el principal error recurrente en estas podas es la desproporción en los cortes, afectando severamente la estabilidad y salud de los árboles.
Cubilla explicó que una de las prácticas más observadas y dañinas es el corte desproporcionado: “Lo que más se observa es, por ejemplo, que cortan la mitad de un árbol y la otra mitad la dejan y siempre van cortando esa misma parte y la otra se va cayendo hacia un lado”. Esta metodología genera un desequilibrio estructural en el árbol, que lo hace vulnerable a las inclemencias del tiempo.
El biólogo acotó que este tipo de cortes inadecuados se manifiesta principalmente en las plantas más antiguas, que son las que con mayor frecuencia caen durante las tormentas debido a su desequilibrio. Este problema no solo representa un riesgo para la seguridad pública, sino que también contribuye a la degradación del escaso arbolado urbano y la biodiversidad en las zonas afectadas, mermando los ya reducidos espacios verdes en los barrios.
Falta de control y capacitación en la ANDE
Una de las principales preocupaciones expresadas por Fernando Cubilla es la falta de control sobre los equipos que realizan las podas. Indicó que la mayoría de las personas que brindan este servicio son tercerizadas y no funcionarios directos de la institución, lo que podría influir en la calidad y supervisión del trabajo.
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“Se debería reforzar evidentemente el control de la capacitación de las personas y generalmente son gente tercerizada”, alegó Cubilla. Añadió que, aunque supuestamente existen capacitaciones en el área de medio ambiente de la ANDE, en la práctica, no se respetan las instrucciones adecuadas para la poda. “Supuestamente tienen todas las instrucciones de cómo podar, pero no respetan nada y lo hacen lo más rápido posible”, lo que sugiere una priorización de la velocidad sobre la técnica y el cuidado ambiental.
Impacto de la poda excesiva y a destiempo
El especialista enfatizó que, si bien una copa menos frondosa podría reducir la probabilidad de caída, la práctica de podar más del 65% del follaje de un árbol es lo que directamente conduce a su pérdida y eventual muerte. “La poda a destiempo, por ejemplo, o podar más del 65% del follaje es lo que conlleva a perder el árbol y la especie muere”, explicó Cubilla. Esta práctica, común en los trabajos realizados, compromete la vitalidad y la supervivencia de los árboles.
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Las quejas de los vecinos son constantes respecto al procedimiento utilizado por la ANDE, y existe un clamor generalizado para que se mejoren las técnicas de poda. En diversas cuadras se pueden observar árboles con cortes drásticos y evidentes signos de una gestión deficiente, lo que genera no solo una afectación estética, sino un riesgo latente para la ciudadanía.
Fuente: Última Hora