El 16 de agosto de 1869 quedó grabado en la memoria del Paraguay como uno de los episodios más dolorosos de su historia. En plena Guerra de la Triple Alianza, se libró la batalla de Acosta Ñu, donde miles de niños paraguayos fueron forzados a combatir contra las fuerzas brasileñas en un enfrentamiento profundamente desigual.
El contexto previo estuvo marcado por la precariedad del ejército nacional. Tras la caída de Piribebuy y la resistencia desesperada de sus habitantes, los recursos humanos y materiales se encontraban agotados. Sin embargo, el mariscal Francisco Solano López mantenía la estrategia de resistencia. Fue en esas circunstancias que se recurrió a menores de edad para enfrentar a un enemigo ampliamente superior en número y armamento.
En Acosta Ñu, unos 4.000 niños, muchos disfrazados con barbas postizas para aparentar mayor edad, se opusieron a un contingente estimado en 20.000 soldados brasileños. La batalla se prolongó por seis horas. Los testimonios históricos señalan que, tras descubrir el engaño, la caballería enemiga ejecutó represalias brutales, llegando incluso a incendiar los pastizales donde los menores intentaban refugiarse.
El historiador argentino José María Rosa describió el enfrentamiento como único en el mundo, dado que ningún otro ejército había estado conformado en su mayoría por niños. Relatos de época, como los de Juan José Chiavenatto, recuerdan que pequeños de apenas seis años suplicaban clemencia antes de ser ejecutados. Al finalizar la jornada, madres y familiares buscaron rescatar cuerpos, pero también fueron víctimas del fuego ordenado por el conde D’Eu.
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La violencia no se limitó al campo de batalla. El hospital de Piribebuy fue incendiado con 600 heridos dentro, mientras que documentos históricos del Archivo Nacional fueron utilizados como combustible para fogatas. Los degüellos de prisioneros y la devastación general evidencian el grado de brutalidad ejercido contra el Paraguay en ese periodo.
Hoy, cada 16 de agosto, Paraguay celebra el Día del Niño en homenaje a los mártires de Acosta Ñu. Aunque la fecha es motivo de alegría para la infancia, su origen remite a un episodio de sacrificio y dolor, recordando a generaciones enteras el alto costo que pagó el país en aquella guerra.
Fuente: ABC Color







