Un insólito hecho sorprendió a los agentes de la Comisaría 34ª de San Agustín, en Paso Yobái (Guairá). Un niño de apenas 8 años logró pasar una barrera policial conduciendo un BMW blanco, generando una peligrosa persecución que casi termina en tragedia.
El episodio ocurrió el sábado 11 de octubre, alrededor de las 19:00, cuando los uniformados realizaban controles preventivos en el camino San Agustín, que conecta con el distrito de Avaí, en el límite con Caazapá. En un primer momento, el vehículo se detuvo, pero enseguida retrocedió y aceleró a toda velocidad, cruzando frente a los policías.
Durante la huida, el automóvil estuvo a punto de atropellar a dos jóvenes que caminaban por la zona. “No se veía a nadie al volante, solo la parte superior de su cabeza”, relató el suboficial inspector Ricardo Álvarez. Tras una corta persecución, los agentes lograron detener el rodado a unos 200 metros del control.
Para sorpresa de los uniformados, al abrir la puerta del vehículo encontraron al pequeño conductor, que apenas alcanzaba el volante. Nervioso y con signos de susto, el niño explicó que venía de Colonia Navidad y que su padre le había prestado el auto.
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El menor, que circuló unos 8 kilómetros sin acompañamiento adulto, fue trasladado hasta la comisaría y entregado posteriormente a su madre. El vehículo quedó incautado por orden de la fiscal Rocío Rivas, mientras el Ministerio Público investiga el caso.
Según la declaración de la madre, el padre del niño “siempre le permite manejar”. Los agentes intentaron comunicarse con el hombre, pero este apagó su teléfono tras los primeros llamados. El hecho reavivó el debate sobre la responsabilidad de los adultos en situaciones que ponen en riesgo la vida de los menores y de terceros.
Fuente: EXTRA







