Un nuevo cuasisatélite de la Tierra fue confirmado: 2025 PN7. Se trata de una pequeña roca que orbita el Sol con un periodo similar al terrestre y, desde la perspectiva del planeta, parece escoltarlo. El hallazgo amplía un catálogo escaso y científicamente valioso.
El descubrimiento fue anunciado por los astrónomos españoles Carlos y Raúl de la Fuente Marcos, de la Universidad Complutense de Madrid. El interés internacional se activó por su sincronía orbital, que simula la presencia de una segunda luna, aunque no esté ligado gravitacionalmente a la Tierra.
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La órbita de 2025 PN7 mantiene una resonancia 1:1 con la terrestre. Este equilibrio hace que el objeto describa un aparente baile alrededor del planeta sin capturarse como satélite natural. Proyecciones señalan que se mantendrá en estado de cuasisatélite, al menos, durante las próximas seis décadas.
El asteroide integra el grupo Arjuna, subcategoría de los Apolo, caracterizado por trayectorias muy similares a la de la Tierra. En este selecto conjunto figuran también 469219 Kamoʻoalewa y 164207 Cardea, referentes clave para estudiar interacciones gravitacionales en el vecindario solar interior.
Sus dimensiones estimadas se sitúan entre 19 y 30 metros de diámetro. Su brillo es extremadamente tenue, con magnitud 26,4, lo que dificultó la detección. El sistema Pan-STARRS1, en Hawái, lo identificó el 2 de agosto de 2025 y, al revisar archivos, se hallaron trazas del objeto en imágenes de 2014.
La proximidad relativa y la estabilidad orbital convierten a 2025 PN7 en candidato para futuras misiones robóticas. Podría servir como banco de pruebas de navegación y como plataforma para caracterizar su composición, con aplicaciones directas en la comprensión de materiales y dinámicas de objetos cercanos a la Tierra.
El interés tecnológico incluye su potencial en minería de asteroides. Estos cuerpos pueden concentrar metales estratégicos como platino, iridio, paladio y níquel. La extracción espacial se considera una vía para acceder a recursos críticos con menor impacto ambiental que los métodos terrestres.
Desde la óptica científica, 2025 PN7 ofrece una oportunidad para afinar modelos de resonancias y evolución de cuasisatélites. Su presencia plantea interrogantes sobre la frecuencia de estos compañeros efímeros y sobre cuántos podrían permanecer aún sin detectar en órbitas semejantes.
Fuente: National Geographic España







