En la pintoresca ciudad de Humaitá, Ñeembucú, Chuco es el perro que ha conquistado el corazón de todos con su historia extraordinaria. Este entrañable can llegó a Paraguay hace más de una década, cruzando el río en la canoa de un pescador desde la vecina Argentina. Desde entonces, su presencia en la comunidad se ha vuelto insustituible: no solo es guía turístico y compañero de actividades, sino que además tiene un monumento en su honor y hasta una canción que cuenta sus aventuras.
A los once años, Chuco ya es todo un personaje en Humaitá, conocido y querido por turistas y locales. Su vida en este pueblo de 3.000 habitantes está llena de ocupaciones. Visita escuelas para alegrar a los niños, asiste a misa, acompaña a los enfermos y no falta a desfiles, fiestas patronales y hasta a partidos de fútbol. La comunidad lo considera uno más y le demuestra su cariño constantemente.
Para inmortalizar su historia, se erigió una estatua de Chuco junto al templo de San Carlos de Borromeo, esculpida por Oscar Garcete. En la base de la escultura, una placa celebra su fidelidad y entrega a los habitantes de Humaitá: “El amor más sincero se expresa en actos, no en palabras.” La estatua se ha convertido en un punto turístico, y Chuco suele posar frente a ella, orgulloso de ser un emblema de la ciudad.

Yolanda Segovia, una de las madrinas de Chuco, cuenta cómo el perro fue secuestrado una noche, lo cual movilizó a toda la comunidad. “Lo subieron a una lancha y lo llevaron a Asunción, pero el pueblo se unió y, con la ayuda de la Marina, lo recuperamos,” relató. Desde entonces, Chuco lleva un GPS en su collar, un regalo de un admirador, para prevenir futuras desapariciones.
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Gracias a sus aventuras, Chuco también ha logrado popularidad en redes sociales, donde María Flores, una vecina del lugar, comparte sus fotos y anécdotas. La historia de Chuco ha llegado tan lejos que recibe regalos de personas que aún no lo han conocido, pero que se sienten conectadas con su historia. Uno de estos admiradores es el músico Euclides Velazco, quien le compuso una canción para honrar su vida y sus hazañas.
Hoy, Chuco sigue cumpliendo su rol de anfitrión y amigo de los turistas que visitan Humaitá. Desde posar para selfies hasta guiar a los visitantes, este carismático perro continúa haciendo historia y dejando huella. Con su espíritu alegre y su lealtad, Chuco es una fuente de inspiración para toda la comunidad.
Fuente: ABC Color







