Un petrolero estadounidense y un carguero portugués colisionaron este lunes en el Mar del Norte cerca de las costas de East Yorkshire, Reino Unido, provocando un incendio masivo y derrame de combustible para aviones que amenaza con convertirse en un grave desastre ambiental. Las autoridades marítimas han confirmado el rescate de aproximadamente 37 tripulantes, en una operación de emergencia que continúa desarrollándose mientras crecen las preocupaciones por el impacto ecológico del derrame.
Testigos en la zona reportaron haber visto una “enorme bola de fuego” tras la colisión, según declaró Martyn Boyers, director ejecutivo del puerto de Grimsby East. “Los barcos están demasiado lejos de la costa para poder verlos, pero hemos presenciado la llegada de los navíos que traían a las víctimas”, añadió Boyers. Una flotilla de ambulancias se desplegó rápidamente en el puerto para asistir a los tripulantes rescatados, cuyo estado de salud no ha sido detallado completamente.
Circunstancias del siniestro y respuesta de emergencia
El incidente ocurrió a las 9:48 hora local (6:48 hora argentina) cuando el carguero Solong, que navegaba desde el puerto escocés de Grangemouth hacia Rotterdam en los Países Bajos, embistió al petrolero Stena Immaculate, que se encontraba anclado en las afueras de Hull tras haber viajado desde el puerto griego de Agioi Theodoroi.
“La Guardia Costera de Su Majestad está coordinando actualmente la respuesta de emergencia a los informes de una colisión entre un petrolero y un buque de carga en la costa de East Yorkshire”, informó un vocero oficial. La operación incluye botes salvavidas, equipos de extinción de incendios y un avión de ala fija de la guardia costera, además de embarcaciones cercanas con capacidad para combatir el fuego que se desató en el petrolero tras el impacto.
El choque provocó que el Stena Immaculate se prendiera fuego, generando una gigantesca nube negra sobre las ya agitadas aguas del Mar del Norte. Lo más alarmante es que el combustible para aviones que transportaba ha comenzado a derramarse en el mar, aunque todavía es prematuro determinar la magnitud del daño ecológico que podría provocar este incidente.
Características de las embarcaciones involucradas
El petrolero Stena Immaculate navega bajo bandera estadounidense y forma parte de un programa estratégico del gobierno de Estados Unidos diseñado para suministrar combustible a sus fuerzas armadas en tiempos de conflicto o emergencia nacional. Este buque está gestionado por la empresa de logística estadounidense Crowley y es propiedad de la compañía sueca Stena Sphere, controlada por la multimillonaria familia Olsson.
Según reveló la BBC, el Stena Immaculate transportaba combustible para aviones propiedad del gobierno estadounidense, que mantiene diversas bases militares en territorio británico. Este dato añade un elemento de sensibilidad geopolítica al incidente, aunque no hay indicios de que el barco estuviera siendo utilizado para fines militares en el momento de la colisión.
Por su parte, el Solong es un buque portacontenedores con bandera portuguesa construido en 2005. Tiene una capacidad para transportar hasta 9.500 toneladas de carga y mide 140,6 metros de eslora. En el momento del accidente, se dirigía hacia el puerto de Rotterdam, uno de los más importantes de Europa.
Potencial impacto ambiental y preocupaciones futuras
Este tipo de colisiones en el Mar del Norte representan una seria amenaza para el frágil ecosistema marino de la región. El derrame de combustible para aviones podría tener consecuencias devastadoras para la fauna y flora marinas, así como para las actividades pesqueras en una de las zonas más productivas de Europa en términos de recursos marinos.
Aunque las autoridades no han cuantificado aún el volumen de combustible derramado, expertos en desastres marítimos advierten que los efectos podrían sentirse durante años, dependiendo de la eficacia de las operaciones de contención y limpieza que se implementen en las próximas horas y días.
El Mar del Norte, uno de los mares más transitados del mundo por su importancia para el comercio marítimo europeo, ha sido escenario de varios desastres similares en el pasado. Este nuevo incidente resalta los riesgos persistentes asociados con el transporte de combustibles y otras sustancias peligrosas por vía marítima, así como la necesidad de reforzar las normativas internacionales sobre seguridad y navegación.
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Las investigaciones sobre las causas exactas del accidente apenas comienzan, pero expertos en navegación sugieren que factores como las condiciones meteorológicas, posibles fallos técnicos o errores humanos podrían haber contribuido a esta colisión que amenaza con convertirse en una catástrofe ecológica en el corazón de las costas británicas.
Mientras tanto, las operaciones de rescate y contención continúan, en una carrera contra el tiempo para minimizar el impacto ambiental y garantizar la seguridad de todos los involucrados en este grave incidente marítimo que mantiene en alerta a las autoridades británicas y a la comunidad internacional.
Fuente: Clarín