El mundo católico se viste de luto tras el sorpresivo anuncio emitido esta madrugada desde la Santa Sede. El Papa Francisco, líder espiritual de más de 1.300 millones de católicos en todo el mundo, falleció a las 7:35 hora de Roma (2:35 hora paraguaya) a los 88 años de edad. La noticia, comunicada oficialmente por el cardenal Kevin Farrell, designado camarlengo, ha generado profundo pesar en la comunidad internacional y marca el fin de un pontificado caracterizado por su cercanía a los más vulnerables y su incansable labor por la reforma eclesial.
El pontífice argentino, quien había estado luchando contra complicaciones respiratorias desde marzo, cuando permaneció hospitalizado durante 37 días, había mostrado signos de recuperación en las últimas semanas. Su última aparición pública se produjo apenas ayer domingo, durante las celebraciones pascuales, donde impartió la tradicional bendición «Urbi et Orbi» desde el balcón central de la Basílica de San Pedro y posteriormente recorrió la plaza en el “papamóvil”, deteniéndose incluso para bendecir a varios niños. Nada hacía presagiar el desenlace que se produciría pocas horas después.
Muere el papa Francisco a los 88 años de edad. Fue el primer pontífice latinoamericano de la historia.
Jorge Mario Bergoglio será recordado por su postura más inclusiva hacia la homosexualidad y por sus llamados a la paz en conflictos como los de Ucrania y Medio Oriente.
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— DW Español (@dw_espanol) April 21, 2025
El mensaje que conmovió al mundo
El anuncio oficial del fallecimiento, emitido por el cardenal Farrell como camarlengo, refleja la profunda huella que Francisco deja en la Iglesia: “Queridísimos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino”.
Las campanas de la Basílica de San Pedro comenzaron a repicar poco después del anuncio, mientras miles de fieles, muchos de ellos entre lágrimas, comenzaron a congregarse espontáneamente en la Plaza de San Pedro para orar por el alma del pontífice fallecido. Líderes mundiales de todas las confesiones religiosas y jefes de Estado han expresado sus condolencias, destacando el legado de Francisco como constructor de puentes entre culturas y defensor incansable de la dignidad humana.
De Buenos Aires al trono de Pedro
Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936 en el seno de una familia de inmigrantes italianos, se convirtió en el papa número 266 de la Iglesia Católica tras la histórica renuncia de Benedicto XVI en 2013. Su elección el 13 de marzo de ese año marcó varios hitos en la bimilenaria historia de la Iglesia: primer papa jesuita, primer pontífice americano y primer papa no europeo desde el siglo VIII.
Antes de ingresar al seminario y unirse a la Compañía de Jesús, Bergoglio trabajó como técnico químico, una formación que siempre valoró por haberle aportado rigor y método. En 1969 fue ordenado sacerdote, iniciando una trayectoria eclesiástica que lo llevaría a asumir diversos cargos de responsabilidad, desde profesor de Literatura y Psicología en Santa Fe hasta superior provincial de los jesuitas en Argentina.
Su ascenso en la jerarquía eclesiástica continuó con su nombramiento como obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992, arzobispo de la misma arquidiócesis en 1998 y finalmente cardenal en 2001, designado por Juan Pablo II. Durante este período, Bergoglio se destacó por su sencillez, rechazando privilegios asociados a su cargo y utilizando el transporte público en lugar de vehículos oficiales, una práctica que presagiaría el estilo austero que luego implementaría como pontífice.
Un pontificado revolucionario
Desde el momento en que apareció en el balcón central de San Pedro tras su elección y pidió a la multitud que rezara por él antes de impartir su bendición, Francisco marcó un estilo distintivo que transformaría la imagen del papado. Su decisión de residir en la Casa Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico, utilizar un automóvil modesto en vez de la limusina papal tradicional, y simplificar los ornamentos litúrgicos, simbolizó su visión de una “Iglesia pobre para los pobres”.
Durante sus once años de pontificado, Francisco emprendió ambiciosas reformas en la Curia Romana, promulgando en 2022 la constitución apostólica “Praedicate Evangelium”, que reorganizó los dicasterios vaticanos y permitió a laicos y mujeres ocupar puestos de liderazgo previamente reservados a clérigos. Asimismo, abordó con determinación escándalos que habían socavado la credibilidad eclesial, estableciendo protocolos más estrictos contra los abusos sexuales e impulsando mayor transparencia en las finanzas vaticanas.
Su magisterio, plasmado en encíclicas como “Laudato Si’” sobre el cuidado del medio ambiente y «Fratelli Tutti” sobre la fraternidad universal, trascendió los límites confesionales para convertirse en referencia en debates globales sobre justicia social, ecología integral y diálogo interreligioso. Estos documentos, junto con sus numerosos gestos simbólicos —como lavar los pies de reclusos o abrazar a personas con deformidades visibles— consolidaron su imagen como “Papa de los gestos”, cuyas acciones frecuentemente hablaban más fuerte que sus palabras.
Legado imperecedero y transición eclesial
Con la muerte de Francisco, se activan los procedimientos establecidos para el período de sede vacante. El cardenal Farrell, como camarlengo, asume temporalmente la administración de la Iglesia, mientras el Colegio Cardenalicio se prepara para el cónclave que elegirá al próximo pontífice. Según las normas vigentes, este deberá comenzar entre 15 y 20 días después del fallecimiento.
El cuerpo del Papa será trasladado a la Basílica de San Pedro, donde permanecerá expuesto para la veneración de los fieles durante varios días antes de las exequias solemnes, que serán presididas por el decano del Colegio Cardenalicio. La Santa Sede ha decretado nueve días de luto oficial, durante los cuales se celebrarán misas en sufragio por el alma del pontífice en todas las diócesis del mundo.
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El legado de Francisco perdurará como el de un líder espiritual que supo leer los signos de los tiempos y responder a ellos con valentía evangélica. Su constante llamado a construir puentes en lugar de muros, su defensa de los migrantes y refugiados, su preocupación por las periferias existenciales, y su compromiso con la ecología integral, han dejado una huella indeleble no solo en la Iglesia, sino en la humanidad entera.
En un mundo marcado por crecientes polarizaciones, conflictos armados como los de Ucrania y Gaza, crisis migratorias y desafíos climáticos sin precedentes, la voz profética de Francisco será profundamente extrañada. Su legado, sin embargo, seguirá inspirando a creyentes y no creyentes a trabajar por un mundo más fraterno, justo y solidario, donde la dignidad de cada persona sea respetada y la Casa Común preservada para las generaciones futuras.
Fuente: ABC Color
