El salario mínimo en Paraguay se ha incrementado un 47% desde la entrada en vigor de la Ley 5464/16, pero el costo de los alimentos y otros bienes esenciales ha crecido mucho más rápido. Según datos del Banco Central del Paraguay (BCP), el índice general de alimentos subió un 72,6% en el mismo periodo, dejando en evidencia el desajuste entre los ingresos y los gastos básicos de la población trabajadora.
En 2016, el salario mínimo era de G. 1.964.507 y, a partir de julio de este año, alcanzará G. 2.899.048. La variación coincide con el índice general de precios al consumidor (IPC), pero no refleja el fuerte incremento en los precios de productos de la canasta básica, que representa la mayor parte del presupuesto de las familias que perciben este ingreso.
Sandra Torales, directora de un colegio público, señaló que la diferencia entre los aumentos salariales y el costo de vida se siente directamente en los hogares. “El aumento del salario no cubre el incremento de los productos de consumo básico, lo que genera un impacto negativo en la calidad de vida de los trabajadores”, expresó.
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Guillermo Ruiz, director del Departamento de Precios del BCP, indicó que la institución se limita a facilitar los datos sobre la inflación al Consejo Nacional de Salarios Mínimos (Conasam), que es el órgano encargado de definir los reajustes. Añadió que la variación interanual de la inflación fue del 3,6% en mayo, pero los trabajadores exigen un incremento del 15%, que consideran más adecuado para cubrir sus necesidades.
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Enrique López Arce, especialista en empleo, explicó que la ley vigente fue efectiva para su tiempo, pero que debe revisarse. “La discusión se centra entre los trabajadores que consideran insuficiente el incremento y los empresarios que deben asumir el costo. Es momento de evaluar si el sistema actual sigue siendo el adecuado”, afirmó.
Por último, datos del mercado laboral muestran que solo el 11% de los ocupados en Paraguay percibe el salario mínimo, mientras que alrededor de 500.000 trabajadores ganan incluso menos. Además, más de 1,5 millones de personas subsisten en la informalidad, lo que agrava la brecha entre ingresos y costos de vida. Estos números reflejan la urgencia de un debate sobre un reajuste salarial más justo y sostenible.
Fuente: ABC Color