Desde hace casi siete meses, un grupo de campesinos sin tierras mantiene una vigilia frente a la sede del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) en Asunción. La protesta se sostiene en busca de la titulación de tierras prometidas por la institución, sin que hasta ahora hayan recibido una solución definitiva.
Los manifestantes han improvisado carpas y dependen de donaciones y del apoyo de organizaciones campesinas para subsistir. Según Trífido Ayala, uno de los voceros, las autoridades han cerrado las puertas del Indert a sus reclamos. “Nos dijeron que nos van a dejar pasar hambre para que nos vayamos, pero no nos vamos a mover”, aseguró.
Ante la falta de avances, los manifestantes se enfrentan a una situación difícil. Aproximadamente 100 niños que permanecían en el campamento han tenido que regresar a sus asentamientos para retomar las clases. Sin embargo, la separación familiar genera preocupación, ya que los padres continúan en la capital con la esperanza de lograr la regularización de las tierras.
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Los campesinos aseguran que el Indert se comprometió a entregar 772 hectáreas, pero hasta el momento solo se ha adjudicado una parte mínima. Argumentan que el organismo estatal justifica la demora alegando que los terrenos están ocupados, pero los manifestantes insisten en que las tierras siguen deshabitadas y listas para ser utilizadas.
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Además del derecho a la tierra, los agricultores exigen condiciones dignas para poder trabajar y sostener a sus familias. “Nosotros no queremos depender de donaciones ni de un plato de comida. Queremos tierras para producir”, enfatizó Ayala, quien advirtió que la protesta seguirá hasta obtener respuestas concretas.
Fuente: ABC Color







