Bajo el tema: “Siempre que ustedes lo hicieron con uno de estos mis hermanos pequeños, conmigo lo hicieron”, se desarrolló la misa.
El prelado resaltó el papel de la caridad en la vida de las personas. Indicó que las personas que hagan buenas obras con los más necesitados serán bendecidas.
Dio el ejemplo de que Paraguay es un tren con cien vagones que lleva a la población en condiciones de viaje diferentes, unos viajan con todos los privilegios hasta el punto del derroche y desconectados de lo que pasa en los 99 vagones, mientras que en los siguientes 59 viajan personas de clase económica.
Los últimos 40 vagones son para la clase popular, donde están hacinados y sin ningún servicio.
Expresó que todos los vagones son parte del mismo tren y que son estirados por la misma locomotora. Resaltó que esto resalta inequidad existente en nuestro país.
“El 10% de la población concentra el 40% de las riquezas en el país”, apuntó.
Reconoció los avances que se han tenido en los últimos años para la reducción de la pobreza monetaria, que aseguró disminuyó.
Señaló que debería de ser un escándalo para el país la carencia de alimentos y la falta de educación de muchos jóvenes.
Habló también de la necesidad de impulsar una reforma agraria que favorezca a la agricultura familiar.
Exhorto a los representantes de los poderes del Estado, a las asociaciones civiles, gremios, entre otros para que propicien a un dialogo social para trabajar por el bien común.
Pidió que se ponga mayor empeño para erradicar la corrupción que consideró priva a las personas de tener acceso a sus necesidades básicas. Dijo que la mayor empatía posibilitará tomar decisiones que favorecerán a la paz social.
“Que en el Paraguay no hayan tiranos ni esclavos”, mencionó en otro momento de la homilía.
