¿Sabías que tus uñas pueden ser un reflejo de tu salud interna? Sí, así como lo leés. Estas partes pequeñas, pero significativas de nuestro cuerpo pueden decirnos mucho sobre nuestra salud general.
Desde deficiencias de hierro hasta signos de fibrosis quística, nuestras uñas son una ventana única a la salud de nuestro organismo.
Según estudios de la Universidad de Temple, en Pensilvania, Estados Unidos, los cambios en las uñas podrían ser una señal temprana de algún problema sistémico.
Un ejemplo claro es el color amarillento o amarronado de las uñas, que puede ser un signo de infección por hongos.
Por otro lado, las rayas verticales oscuras, también llamadas hemorragias en astilla, podrían ser signos de una infección de las válvulas cardíacas.
Por su parte, las uñas quebradizas podrían indicar una deficiencia de ciertos nutrientes, como el hierro. Esta condición es común entre las mujeres y las personas mayores.
Es importante destacar que las uñas crecen lentamente, y se necesitan alrededor de seis meses para que vuelvan a crecer. Por lo tanto, una anomalía en ellas podría reflejar una enfermedad que ocurrió varios meses atrás. Sin embargo, el tratamiento prescrito puede tardar un tiempo antes de reflejar los resultados.
Pero no te asustes ni te autodiagnostiques. La salud de las uñas no es algo que se pueda tratar de forma individual y casera. Muchos problemas de las uñas son similares entre sí, por lo que es fácil equivocarse en el diagnóstico. Si notas cambios en la forma, la textura o incluso el color de tus uñas, es recomendable acudir a un profesional médico si hay algún motivo de preocupación.
En conclusión, nuestras uñas son más que una simple herramienta o un lienzo para el esmalte. Son un indicador potente de nuestra salud interna. Así que la próxima vez que mires tus manos, recordá: tus uñas tienen mucho que decir.
Fuente: La Nación.
