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Gisele Mousques, implicada en censura por denuncias de corrupción, aspira a Defensoría Pública

Tras verse envuelta en un escándalo de censura por denuncias de corrupción en su contra, la polémica figura de Gisele Mousques ahora pretende encabezar la Defensoría Pública, desatando un acalorado debate sobre su idoneidad para el puesto.

Gentileza El Observador.

Gisele Zuni Mousques de Filártiga, otrora modelo, y actualmente reconocida profesora de teatro, quien previamente estuvo implicada en un caso de censura por denuncias de corrupción en su contra, se postula ahora para el cargo de Defensora General. Esta movida ha levantado las cejas de aquellos que defienden la libertad de expresión y la transparencia en las instituciones públicas.

La misma, cuenta con un puntaje de 57,12 luego de finalizar las audiencias públicas, la tercera y última etapa del proceso de selección es de Evaluación integral, con un máximo de 20 puntos y para esta evaluación se tienen en cuenta los resultados de las etapas anteriores de evaluación y también son tenidos en cuenta aspectos referentes a la calidad de su trayectoria, desempeño profesional y del reconocimiento social que ostenta, tanto en la actividad pública como privada.  

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Durante la audiencia pública para postulantes al cargo de Defensor General del Ministerio de la Defensoría Pública, Mousques declaró: La justicia tiene que llegar a todos y tiene que ser igualitaria, tenemos que atender a la gente mas vulnerable, estuve en la Chacarita preguntando si conocían el Ministerio de Defensa Pública y no conocen y no solo no conocen, sino que tienen miedo de las instituciones”.

Estas palabras fueron rápidamente rebatidas por Christian Chena, quien señaló que el miedo a las instituciones surge cuando aquellos que atropellan derechos y libertades logran ingresar como representantes.

Caso de censura

Mousques, amparándose en la ley 5777/16 De Protección Integral a las Mujeres contra toda Forma de Violencia, había denunciado a Christian Chena y al medio digital RDN por supuesta violencia psicológica, telemática y contra la dignidad.

En una maniobra que muchos consideraron un intento de acallar las voces críticas, la accionante logró que la jueza de paz, Gloria Machuca, prohibiera toda publicación en redes sociales y medios digitales en su contra.

Sin embargo, en la revocación del fallo, la magistrada Rossana Frutos Olguín subrayó que en este caso se adoptó la “censura previa bajo la modalidad de medida de protección”. Esta observación puso en tela de juicio la legitimidad de las acciones de Mousques y su compromiso con la libertad de expresión.

Conclusiones

La postulación de Gisele Mousques a la Defensoría Pública ha generado un debate candente sobre la idoneidad de aquellos que aspiran a cargos de tal responsabilidad. ¿Puede alguien que ha sido acusado de utilizar su influencia para silenciar a los medios y acallar las denuncias de corrupción en su contra ser considerado apto para defender los derechos de los ciudadanos?

Esta situación pone de manifiesto la necesidad de un escrutinio riguroso de los antecedentes y acciones de quienes aspiran a ocupar puestos de poder en la administración de justicia. La libertad de expresión y la transparencia deben ser valores fundamentales en cualquier sociedad democrática, y aquellos que han demostrado una tendencia a socavarlos deben ser cuestionados.

El caso de Mousques sirve como un recordatorio aleccionador de la importancia de la vigilancia ciudadana y la defensa incansable de los principios democráticos. Solo a través de la participación activa y el cuestionamiento constante de aquellos que buscan posiciones de influencia podremos asegurar que la justicia sea verdaderamente igualitaria y accesible para todos, especialmente para los más vulnerables.